miércoles, 12 de enero de 2011

Hallan ciudadela en Amazonas

Una expedición conjunta del INC, el Santuario Cordillera de Colán y autoridades de Cajaruro, en Utcubamba, descubrió restos arquitectónicos de la cultura Chachapoyas a 2.500 m.s.n.m.

El desmedido afán de inmigrantes de Cutervo y Chota (Cajamarca) por talar los gigantescos cedros que se ubican en las crestas de las montañas de la provincia de Utcubamba hizo posible sin querer que, desde hoy, el mundo científico conozca los vestigios de la que en el siglo XIV habría sido una de las principales ciudadelas de la cultura Chachapoyas.

Gran parte de las construcciones de este nuevo vestigio –que no había sido registrado por las autoridades del Instituto Nacional de Cultura (INC) de Amazonas– permanece oculta en medio de la espesa vegetación de un sector conocido como Las Higueras, una inhóspita localidad que en los últimos años empezó a poblarse con personas que llegaron de la serranía de Cajamarca.

Acceder hasta la ciudadela, a través de un serpenteante camino, es capaz de quitar el aliento al más cuajado de los alpinistas. Por este motivo el legado de los antiguos chachapoyas se mantiene regularmente intacto y guarda preciados tesoros culturales que aún esperan ser descubiertos.

UN CAMINO DIFÍCIL
Una expedición encabezada por los especialistas del Santuario Nacional Cordillera de Colán, con sede en Bagua Grande, de la que participó El Comercio, partió en busca de la ciudadela. Luego de dos días de recorrido por las montañas que forman parte del área de amortiguamiento del santuario, quedó al descubierto la parte nuclear de la construcción que habría ocupado un área de 20 hectáreas.


El arqueólogo del INC-Chachapoyas, Manuel Malaver Pizarro, y el poblador Gilberto Fustamante fueron los primeros en encontrar la pequeña ciudad en la que hace más de seis siglos hubo viviendas, terrazas de acceso y muros que superan los dos metros y medio de altura.

Aunque el conjunto arquitectónico se encuentra cubierto por grandes árboles, lianas de enormes dimensiones y especies vegetales que han acabado con la argamasa que unía las lajas de piedra con las que fueron levantados estos antiguos muros, los especialistas lograron identificar construcciones monumentales. La mayoría son habitaciones circulares, cornisas de piedra y estructuras pétreas que sobresalen dando forma a rampas inclinadas que fueron fotografiadas sin problemas, porque no han sido deterioradas por las inclementes lluvias que arrecian en la zona.

Muy cerca de la casa circular más importante de la ciudadela, los investigadores registraron hasta tres pequeños cementerios en los que fueron enterrados grupalmente varios individuos del pueblo Chachapoyas. En cada uno de los contextos funerarios se hallaron una gran cantidad de restos óseos y cientos de trozos de cerámica que formaron parte de vasijas, tinajas y pequeños recipientes.

A una altitud de 2.500 metros sobre el nivel del mar, Manuel Malaver confirmó que no había duda de que se trataba de una ciudadela con características propias de la cultura Chachapoyas, cuyo registro permitirá gestionar la declaración de patrimonio cultural, pues este descubrimiento no tiene ningún antecedente en los mapas y registros culturales de Amazonas.

Según Malaver, en la zona arqueológica de Las Higueras los antiguos chachapoyas utilizaron una serie de oquedades en los farallones más altos para sepultar a sus muertos.

Se trata de tumbas múltiples para gente común, muchas de las cuales aún se encuentran intactas en lugares recónditos y es preferible mantenerlas en reserva para evitar la llegada de los depredadores de monumentos.

El recorrido por la zona arqueológica sirvió además para conocer de cerca los principales problemas que afronta este recóndito lugar. Desde hace varias décadas –resume la bióloga del Santuario Cordillera de Colán, Leyda Rimarachín– la zona es intensamente explotada por los extractores de madera de la especie cedro, el área arqueológica es saqueada constantemente, ya que se han extraído telares y ceramios, y los suelos del bosque se han convertido en pastizales (conocidos en el lugar como invernas).

PECTORAL DE PLATA
A varios kilómetros de la ciudadela –en el sector que correspondería a otro conjunto arquitectónico más pequeño y que habría sido ocupado en una época más tardía por los incas– recientemente se halló por casualidad un pectoral de plata, adornado con una chacana en alto relieve.


El hallazgo se produjo mientras los pobladores de Las Higueras realizaban trabajos para construir un local de madera donde ya funciona la institución educativa 17831 José María Escrivá de Balaguer.

Varios testimonios de los moradores indican que el hallazgo del pectoral de plata y una docena de puntas de lanza, elaboradas con una roca volcánica conocida como obsidiana, ocurrió el marzo del año pasado. Los moradores creen que en las cercanías del colegio existan otros vestigios arqueológicos que merecen explorarse.

Actualmente, la joya de origen inca se encuentra en poder de la comunidad local mientras se gestiona la ejecución de un proyecto arqueológico de emergencia y, a pedido de los pobladores, la futura construcción de un pequeño museo de sitio.

EN PUNTOS
La nueva ciudadela se ubica a unos 5 km del Santuario Cordillera de Colán. Para llegar allí es necesario realizar un recorrido de dos horas en vehículo y 8 horas más por un camino de herradura.


A un costado de las ruinas, crece un hermoso pino de más de 70 m de altura. Este ejemplar se ha convertido en símbolo de la zona arqueológica.

Fuente: El Comercio, Martes 11 de enero del 2011, página A12.
Por: Wilfredo Sandoval - Enviado especial



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